#SeAcabó, un grito que también es Mundial

Salir campeonas del mundo fue una hazaña deportiva, un hito para las nuevas generaciones de mujeres futbolistas. El triunfo fue opacado por el beso no consentido del presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), Luis Rubiales a la jugadora Jenni Hermoso durante la entrega de medallas. Es necesario rechazar activamente el machismo en el fútbol y en todos los ámbitos.

El domingo 20 de agosto de 2024 es una fecha histórica por lo que significa para “La Furia Roja” haber conseguido por primera vez el título de campeonas mundiales de futbol (si Vilda, no se dice campeones). Con el envión del triunfo, debería debatirse como aprovechar para avanzar contra el machismo en el deporte y en la sociedad, contra los prejuicios y estereotipos en un espacio tan masculinizado como el fútbol. Sin embargo, nos vemos obligadas a levantar la voz ante un hecho repudiable.  

Beso no consentido

Una vez más, las actitudes machistas y retrógradas han logrado quitar el protagonismo de las mujeres. Sucedió cuando el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, en un acto de abuso de poder, decidió que en la entrega de medallas podía coger por la cabeza a Jenni Hermoso, jugadora de la selección campeona del mundo, y estamparle un beso en la boca. Pocos minutos después de que la televisión de todo el mundo reprodujera ese hecho repudiable, Jenni declaró “¿Pero qué hago yo? No me ha gustado, eh». Cuando una jugadora que acaba de ser parte de un hecho histórico debe explicar la situación en vez de festejar, algo de todo eso que falla diariamente nos hace más ruido aún. Y ese ruido nos llena de rabia, cuando quien lo protagoniza sale a declarar: “No hagamos caso de los idiotas y de los estúpidos (…) No estamos para gilipolleces»., queriendo negar con insultos  lo que todo el mundo había visto por la pantalla de la televisión, e intentando, por si fuera poco, silenciar a la víctima y revictimizarla.

Algunos rechazos, demasiados silencios

Durante el lunes siguiente, los medios masivos estuvieron esperando que las diferentes asociaciones, ligas y federaciones de futbol se expresaran. Y de a poco, casi a cuentagotas fueron llegando las muestras de rechazo, como la del jugador del Betis Borja Iglesias, y los pedidos de dimisión. Pero una vez más, quien tuvo que salir a defenderse, fue Jenni Hermoso, quien a través del sindicato FUTPRO emitió un contundente comunicado en el que expresó «su firme y rotunda condena ante conductas que atenten contra la dignidad de las mujeres» y pidió a la Federación que «implemente los protocolos necesarios, vele por los derechos de nuestras jugadoras y adopte  medidas ejemplares»(…)»Es esencial que nuestra selección, actual campeona del mundo, esté siempre representada por figuras que proyecten valores de igualdad y respeto».

Casi en simultaneo la Liga Profesional de Fútbol Femenino, presentó una denuncia ante el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), que se sumó a la denuncia hecha por partidos políticos, árbitros y en donde hasta la propia FIFA ha intervenido abriendo un procedimiento disciplinario contra Rubiales. Cabe recordar, además, que hasta el protocolo de actuación frente a la violencia sexual de la RFEF establece en su punto 4 que contactos físicos como «atraer con el brazo con el intento de besarles» o «besar a la fuerza» deben ser considerados «situaciones, actitudes y comportamientos relacionados con la violencia sexual”.

Ataque al feminismo

Así ha transcurrido una semana, en la cual, insistimos, el título mundial pasó a un segundo plano. Es que luego de cinco días de convulsión mediática y social, durante la cual las mujeres hemos tenido que salir a defender nuestros derechos y nuestra voz que intentó ser silenciada por la mayoría del arco masculino de futbol, la asamblea extraordinaria de la RFEF, celebrada el viernes 25 de agosto, aplaudió unánimemente la decisión de Rubiales de no dimitir. No sólo eso, también refrendó a un hombre que niega la realidad y crítica al feminismo diciendo que “el falso feminismo es una gran lacra en este país”, haciendo responsable a un movimiento social de su actitud machista, retrograda y abusiva por la cual hoy se lo acusa y señala. Lo que Rubiales llama “falso feminismo y lacra” somos las mujeres que defendemos nuestros derechos, a las que no han logrado silenciar y a las que, si algo hemos aprendido, es a no callarnos la boca nunca más, porque sabemos que no estamos solas.

Real Federación machista y autoritaria

Desde el beso no consentido Rubiales se pasó insultando a quienes criticamos su actitud y atacando al movimiento feminista con un claro discurso de derecha, bajo el amparo de la RFEF que actúa como la patronal mafiosa de una fábrica. Cabe recordar que en 2019 las jugadoras tuvieron que hacer una huelga para obtener mejores salarios y condiciones, las cuales están a una enorme distancia de las que gozan los varones. En 2022, 15 jugadoras renunciaron a la selección después de una tensa situación con el entrenador Vilda y la RFEF. Pedían una mejor conciliación familiar durante las concentraciones ya que no tenerla afectaba su estado emocional. Lograron algunas mejoras, pero la RFEF nunca entendió al fútbol como una profesión femenina y sólo permitió que volvieran 6 de las futbolistas que habían renunciado.

Un sistema clientelar y de grandes negocios

El apoyo a Rubiales no se basa solamente en simpatías machistas. La RFEF es un organismo privado conformado por 140 miembros, 20 de ellos son fijos, 19 son los presidentes de las federaciones territoriales, y el resto son variables, con representaciones de futbolistas, árbitros, entrenadores, etc. La Federación recibe dinero de los clubes de la Liga Española, de derechos televisivos de algunos torneos y del Estado. Al finalizar cada campaña se deja el presupuesto en cero y se reparten los beneficios entre los clubes de acuerdo con la categoría. Las cuantiosas sumas de dinero en danza compran voluntades, algo que ha quedado más visibilizado que nunca en la asamblea que apoyó a Rubiales. Donde un séquito de hombres aplaude a otro hombre, que culpa al feminismo. La apoteosis del patriarcado.

Fuera Rubiales

El gobierno de “coalición progresista” pretende canalizar lo sucedido institucionalmente para evitar que ganemos las calles. Nosotras, repudiamos la actitud de Rubiales y llamamos a echarlo con la movilización. También apoyamos a las jugadoras de la selección que mediante un comunicado expresaron que no volverán a jugar si Rubiales y otros dirigentes no renuncian a la RFEF. #SeAcabó.

Las justificaciones reaccionarias serán aplaudidas por el sequito de hombres de traje que rodea a Rubiales, pero las mujeres que peleamos día a día contra este sistema capitalista y patriarcal, no lo dejaremos pasar en silencio. No hay consentimiento que sirva de excusa cuando hay abuso sexual de poder. No hay arenga futbolística que demuestre que Jenni quería que el día mas importante de su carrea profesional un hombre la bese a la fuerza. La sociedad necesita que este tipo de acciones sean condenadas de forma ejemplar, porque las futuras generaciones necesitan tener referentes que peleen por sus derechos en todos los ámbitos. Si Rubiales tiene la osadía suficiente para agarrarse sus genitales para festejar, delante de miles de mujeres viéndolo, debería tener los mismos “cojones” para reconocer su abuso sexual y renunciar. Hablar de consentimiento, cuando se coge la cara a la fuerza de una mujer y se le estampa un beso, sólo demuestra la falta de respeto y abuso. Desde ya, no creemos que solo su dimisión sea una panacea que haga de la RFEF una institución más igualitaria, pero demostrará sin duda, que el machismo no tiene lugar en un deporte donde las mujeres están demostrando ser igual de grandes que los hombres.

El silencio es otra forma de complicidad

Apoyar a Rubiales es una actitud vergonzosa. Minimizar lo que está sucediendo o hacer silencio es ser cómplice de una situación que, de no ser sancionada socialmente, se repetirá con distintas manifestaciones. El acoso que se manifestó en la entrega de las medallas del Mundial es sólo una pequeña muestra de los atropellos que las mujeres sufrimos cotidianamente en todos los ámbitos, porque las actitudes machistas son parte esencial del patriarcado reinante. Por este motivo, seguiremos movilizadas hasta que el patriarcado y el capitalismo caigan juntos.