Ante la crisis, hay que dar vuelta todo

Se repiten las crisis provocadas por el sistema capitalista. Los gobiernos gestionan para los poderosos, no para los pobres. Las patronales están disconformes e impulsan manifestaciones, los más perjudicados son los trabajadores. La crisis energética y sus consecuencias acorralan a Sánchez que busca paliativos internos y externos. La inflación sigue aumentando. Los sindicatos mayoritarios no responden a la altura de las circunstancias. El giro en la política de apoyo a la autodeterminación del Sáhara Occidental causó malestar en amplios sectores y contradicciones con Argelia. Los representantes de la vieja política se pelean, sobre la base de sostener al régimen del ’78 y al sistema. Es indispensable que el pueblo irrumpa en la escena con sus reclamos. La clase obrera movilizada puede cambiar las cosas. Ninguna tarea inmediata puede darle la espalda al planteo de una política principista ante la guerra en Ucrania. Debe abrirse camino una nueva alternativa política. El capitalismo no va más, sin socialismo no hay solución.

En tres años, se sucedieron tres grandes crisis: económica, sanitaria y bélica. Son situaciones distintas con un común denominador: la existencia del sistema capitalista. Los gobiernos son responsables directos de aumentar la desigualdad y, junto con las patronales, intentan que la crisis la pague el pueblo trabajador. La “coalición progresista” PSOE-UP no escapa a esta realidad. El gobierno se ha debilitado, el arco de socios de la investidura comenzó a darle la espalda en algunos temas importantes y aumenta el descontento. El Estado español camina nuevamente por la cornisa.

Un gobierno mentiroso, al servicio de los poderosos

No se llega a esta situación sólo por “causas externas”. Pedro Sánchez ha gestionado para los más privilegiados. Las promesas que realizó se han demostrado lisa y llanamente mentirosas. Es un gobierno típicamente burgués al que Podemos, IU y otros que se dicen “de izquierdas” quisieron maquillar de “progresista”, pero no pudieron ocultar su esencia.

Las patronales están inquietas

 El empresariado le recrimina al gobierno no haber hecho nada por el altísimo costo de la energía que achicó sus márgenes de ganancia. A tal punto que el campo, la industria, el transporte y la pesca motorizan grandes protestas. Se trata de movimientos heterogéneos capitaneados por los empresarios, en los que, en realidad, los más perjudicados son los trabajadores de cada sector. Y una vez más, aparece la responsabilidad de Sánchez, que no limitó los precios, ni estatizó las empresas energéticas, con tal de garantizarles ganancias millonarias. No es casualidad que el 23M haya habido manifestaciones contra los aumentos en toda España, motorizadas por los sindicatos y los autónomos.

Sólo paliativos

Ante la grave situación con la energía, el gobierno pactó con los transportistas una ayuda de 20 céntimos por litro de combustible y anunció un paquete de medidas de más de 1.000 millones de euros, pero, aun así, no detuvo las manifestaciones. Además, le pidió un acuerdo en la UE para desacoplar el precio de la luz del precio del gas. Cómo sea, son parches de alcance limitado frente a la grave crisis energética en curso que derrama sus consecuencias en otros rubros. Las promesas de una gran recuperación por la llegada de los fondos de ayuda de la Unión Europea, quedaron en el baúl de los recuerdos.

La inflación crece a sus anchas

 Cargar combustible es una tortura. El gas está carísimo. La factura de la luz es impagable. Los salarios se deprimen por la inflación. En algunas góndolas ya escasean productos. Y, como siempre, los más perjudicados son los más vulnerables. La guerra profundizó una situación que ya existía: la crisis capitalista que empeora las condiciones de vida de las grandes mayorías. De golpe, las contradicciones económicas y sociales se tensaron al extremo.

Los sindicatos mayoritarios no dan la talla 

Los dirigentes sindicales hacen declaraciones y toman alguna que otra medida, pero muy por detrás de las necesidades. Al mismo tiempo, negocian todo a la baja con los empresarios y el gobierno. Las direcciones mayoritarias de UGT y CC. OO. son corresponsables de la situación angustiante que viven las familias obreras y populares. Deberían convocar ya mismo a una huelga general con movilización. Para reemplazar a los burócratas, hacen falta activistas y nuevos dirigentes democráticos y combativos. Aunque el gobierno cuenta con los dirigentes sindicales cómplices, nada le está resultando fácil en la política.

Repudiable segundo abandono histórico

El anuncio del apoyo de Pedro Sánchez al plan autonómico de Mohamed VI contra la autodeterminación del Sáhara Occidental ha generado fuertes críticas y rechazos. La oposición, en todo el espectro, le pide explicaciones en el Congreso. Ya se verá que posición adopta Argelia, que provee de gas al Estado español y se quejó por no ser informada de antemano de la decisión contra el Sáhara. El segundo abandono histórico español de sus responsabilidades con la excolonia saharaui es repudiado en un amplio sector social. El deterioro de Sánchez no debe implicar depositar expectativas en la oposición burguesa.

Se pelean, pero con límites

El PSOE, UP, PP, Cs y Vox disputan todo el tiempo, principalmente por razones electorales. A pesar de las diferencias y de las distintas ubicaciones en el espectro político, se pelean con una premisa: sostener el régimen del ‘78, el sistema capitalista y el bloque imperialista de la UE. Y es precisamente en este tridente donde radica la base de los padecimientos populares.

El gobierno, el régimen del ‘ 78 y el sistema capitalista

El gobierno de Mariano Rajoy y el de Pedro Sánchez hicieron pésimas gestiones, caracterizadas por la corrupción y los beneficios para sus partidarios y para los empresarios. Ningún gobierno autonómico salió de esta tónica generalizada.  Las mentiras y desastres protagonizados por el PP, el PSOE, UP y Cs le allanaron el camino a la ultraderecha de Vox, que es una amenaza creciente. Los reformistas de Podemos se transformaron abiertamente en furgón de cola del gobierno burgués. El régimen monárquico parlamentario, diseñado por el franquismo y avalado por la transición, demuestra cotidianamente su fracaso y anacronismo. El capitalismo imperialista lleva a las grandes mayorías de crisis en crisis, deteriorando sistemáticamente las condiciones de vida. La realidad actual plantea impulsar tareas inmediatas.

Que irrumpa el pueblo trabajador

En el último mes se multiplicaron las huelgas y movilizaciones por distintos motivos: los precios en alza, los bajos presupuestos en salud y educación, los cierres de fábricas, los despidos, la defensa del catalán en las escuelas, el apoyo a la autodeterminación saharaui, contra la guerra en Ucrania y otros. Este es el camino por seguir y profundizar con movilización y huelga general, con una agenda de reivindicaciones obrera y popular. Por la prohibición de los aumentos de precios, la eliminación del IVA de los productos básicos, el castigo a los especuladores. Por el aumento de salarios y las pensiones, con cláusulas automáticas mensuales con acuerdo a la inflación, contra los despidos y el trabajo precario. Que se pronuncie porque la crisis la paguen los capitalistas. También hay que avanzar en el terreno político.

A poner de pie otra alternativa política

En todo el Estado español es un desafío impostergable construir lo nuevo, una herramienta combativa, democrática y anticapitalista. Que se nutra de los trabajadores, de los estudiantes, de las mujeres y de todos los que quieran avanzar consecuentemente. Alejada de las expresiones burguesas, burocráticas y reformistas. Los socialistas revolucionarios podemos cumplir un rol importante, si confluimos priorizando los acuerdos por encima de las diferencias. Pongamos manos a la obra. Responder a la invasión a Ucrania también es una tarea definitoria del momento.

La guerra, un párrafo aparte

La invasión de Rusia a Ucrania está haciendo sentir sus consecuencias en Europa en todos los ámbitos del Estado español, principalmente en el terreno de la energía. Más allá de esto, es imposible no responder específicamente a la contienda bélica con una política principista. Por eso, impulsamos un gran movimiento por el No a la guerra, fuera el imperialismo ruso de Ucrania y apoyo al pueblo que resiste. Fuera el imperialismo occidental de la OTAN y EE. UU. de Europa del Este, ninguna confianza en el gobierno liberal y pro-imperialista de Zelenski. Exigimos a los gobiernos de la UE que vuelquen todos los recursos necesarios para recibir dignamente a los refugiados ucranianos hoy, a los sirios, africanos y a todos los que lo necesiten, siempre. Consecuente con estos planteos, la Liga Internacional Socialista (LIS) que integramos ha comenzado una campaña solidaria pidiendo 1 euro para los Sindicatos Independientes de Ucrania, para la cual te pedimos colaboración. Las tareas del momento van de la mano del planteo de una salida estratégica.

Sin socialismo, no hay solución

Ante la decadencia global, es indispensable plantear una salida de fondo, una estrategia. Que gobiernen los trabajadores y el pueblo, con un sistema socialista. Luchamos por un modelo sin explotación ni opresión, donde se priorice la vida sobre las ganancias y las guerras, donde gobiernen los trabajadores y decidan todo democráticamente. Para eso, hace falta una herramienta revolucionaria fuerte, tanto a nivel nacional como internacional, por eso construimos SOL y la LIS te invitamos a organizarnos juntos.