Elecciones en Castilla y León

El resultado dejó un sabor amargo en la boca del PP. Vox continúa creciendo. Ni PSOE, ni UP fueron opción. Hace falta una nueva alternativa política de izquierda.

El PP se impuso ajustadamente en las elecciones de Castilla y León, aunque para ellos las noticias no fueron tan buenas como esperaban. Por un lado, Alfonso Fernández Mañueco seguirá siendo presidente de la Junta. Pero, dependerá por completo de Vox para gobernar durante los próximos cuatro años.

Encima, Pablo Casado no consiguió el triunfo contundente que buscaba para fortalecerse en la disputa interna con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Casado se sumó a las críticas por los pagos que Ayuso le hizo desde la gestión a su hermano, en concepto de “comisiones”.

Se fortaleció Vox

La ultraderecha obtuvo el 17% de apoyo, es decir 200.000 votos y 13 escaños, con un candidato desconocido y sin experiencia en la política. Desde esta ubicación, Santiago Abascal reclama la vicepresidencia de la Junta. Vox se alimenta de los votos que pierde el PP, con cuya organización disputa el mismo espacio político electoral. 

La obtención de cargos también favoreció a la plataforma España Vaciada, que irrumpió con fuerza en el escenario con distintas expresiones electorales. Por este motivo ya anunciaron su intención de presentarse en las elecciones generales.

Los que perdieron

El PSOE, que había anunciado un cambio de gobierno que no se concretó, se ubicó en segundo lugar. Los socialdemócratas perdieron siete procuradores en las Cortes de Castilla y León, pero no se hundieron como el 4 de mayo pasado, cuando perdieron trece escaños en la Asamblea de Madrid.

Ciudadanos en caída al abismo

Francisco Igea, vicepresidente de la Junta, perdió más de 150.000 votos y once procuradores en las Cortes. Esta es otra de las expresiones de derecha que, en su debacle, alimenta el crecimiento de Vox. No es un dato menor ya que perdieron 47 diputados en el Congreso, 30 escaños en Catalunya y 26 diputados en la Asamblea de Madrid.

Unidas Podemos no levanta cabeza

Los reformistas, que se presentaron con Izquierda Unida y Alianza Verde, siguen pagando cara su incorporación al gobierno burgués del PSOE, su plena incorporación al régimen y el abandono de sus posiciones más críticas. Solo pudieron revalidar el escaño de Pablo Fernández, y perdieron uno de los dos procuradores obtenidos en 2019. En Castilla y León sacaron otro mal resultado que no ayuda a la recomposición que pretende encabezar la vicepresidenta Yolanda Díaz.

Engaños a granel

El PSOE y Unidas Podemos se presentan como progresistas y de izquierda, pero no lo son. Encarnan un gobierno burgués con un discurso apenas matizado de social, pero con medidas abiertamente funcionales a los grandes poderes económicos.

La derecha y la ultraderecha están en disputa permanente por un mismo espacio. Y el que crece allí es Vox, la variante más retrógrada, enemiga declarada de los trabajadores, del movimiento feminista y los inmigrantes.

No salen de un repollo

Sí crece Vox, es porque los propios partidos que dicen combatirlo le abren el camino. No los enfrentan en las calles y les ponen la alfombra roja para entrar a las instituciones del régimen. No alcanza con las críticas parciales del PSOE, Unidas Podemos y otros, hay que derrotarlos en las calles, en cada lugar donde asomen la cabeza.

Hace falta una nueva alternativa política

Las organizaciones que se mantienen solamente en el ámbito autonómico, los que critican, pero se quedan a mitad de camino enchalecados en la institucionalidad y el sistema capitalista, terminan siendo funcionales al poder, aunque tengan discursos críticos, como Unidas Podemos, Izquierda Unida, el PCE, ERC, JxCat, EH Bildu y otros.

La CUP se había perfilado para ser una alternativa, pero lamentablemente, apoyó la investidura del gobierno burgués catalán y, más allá de algunas justas críticas que le hace, sostiene los acuerdos con ERC y el President Pere Aragonés.

Cada vez es más evidente la necesidad de poner de pie algo nuevo en el Estado español. Hace falta un reagrupamiento, una construcción consecuente, anticapitalista, realmente de izquierda. Que tenga como centro la movilización callejera y la organización independiente. Que vaya hasta el final en las luchas junto a los trabajadores, por los derechos democráticos y sociales, contra el régimen del ‘ 78 y el bloque imperialista de la UE.

Por la confluencia de los socialistas revolucionarios

Los que nos reivindicamos socialistas revolucionarios podemos cumplir un rol en el surgimiento de algo nuevo. Tenemos que buscar una confluencia para reagrupar un polo consecuente, de independencia de clase, con más fuerza de la que otorga actuar por separado desde distintos pequeños grupos. Sería muy positivo dar pasos en este sentido con el fin de concretar un Frente de Izquierda, para apoyar las luchas, presentar alternativas políticas de izquierda, anticapitalistas y por un sistema social justo, sin explotadores ni opresores, es decir socialista.