El horror de la guerra en Ucrania y sus posibles consecuencias en el mundo

El 24 de febrero de 2022 Rusia comenzó la invasión a Ucrania y estalló otra guerra en Europa. El pueblo ucraniano es el más perjudicado y, más de tres millones de refugiados provocan una grave emergencia humanitaria. Por responsabilidad de Putin, la economía rusa se hunde y se avecina un desastre social. Los graneros del mundo están en riesgo con lo cual la extensión del hambre aparece como una seria amenaza. El costo de la energía está por las nubes, genera inflación y devaluación salarial. La guerra y sus consecuencias generan movilizaciones que alarman a los poderosos. En tres años hubo crisis económica mundial, pandemia y guerra, todo bajo el signo retrógrado del capitalismo imperialista. Decimos: No a la guerra y que la crisis la paguen los capitalistas, en el camino del socialismo por el cual construimos la Liga Internacional Socialista y sus secciones nacionales.

Por Rubén Tzanoff

La guerra entre las ambiciones imperialistas rusas que encabeza Vladimir Putin y el expansionismo del imperialismo occidental de la OTAN, EE. UU. y la UE, tiene consecuencias impredecibles. Putin aspiraba a lograr un triunfo rápido, en una operación relámpago, pero encontró resistencia, la población no recibió a los tanques como “salvadores” sino como invasores.

El pueblo ucraniano es el más perjudicado

En cuanto a Ucrania, un análisis de Focus Economics apunta que “los daños masivos en las infraestructuras, los grandes flujos migratorios y la paralización total de la actividad provocarán entre 40%-60% de contracción en el 2022”. La inflación llegaría al 50% y los tipos de interés al 30%. El deterioro económico es anterior a la guerra, está marcado por una gestión corrupta en el gobierno de Volodímir Zelenski y el dominio de los intereses oligárquicos. La paralización de las actividades como producto de la guerra y la movilización al frente hacen recaer las consecuencias sociales principalmente sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo que está haciendo un esfuerzo heroico en condiciones de inferioridad económica y militar.

Hay una grave emergencia humanitaria en curso

Los ataques a las ciudades, a los hospitales y a la población civil ya provocaron que más de tres millones de personas abandonaran sus hogares, desplazadas hacia otras regiones de Ucrania o hacia otros países. Los gobiernos de los países imperialistas europeos actúan cínicamente, se llenan la boca de frases humanitarias, pero lo cierto es que reciben cantidades limitadas de ucranianos y no pusieron en práctica los mecanismos indispensables para una acogida masiva. En España las autoridades no saben ni cuántas personas refugiadas arribaron al país. Las muestras de solidaridad provienen fundamentalmente de la población que en distintos países ofrece sus casas y de algunos sindicatos que recogen alimentos.

La economía rusa está en retroceso

Las sanciones para el régimen de Putin hasta ahora provocaron una pérdida estimada en 30.000 millones de dólares de PBI, con una previsión de contracción de la economía que oscila entre el 9% y el 15% para el año en curso. Las exportaciones de gas no están afectadas por las sanciones, pero se contraerán como mínimo un 5% por la imposibilidad de venderlo a través de los puertos del mar Negro. La cesación de pagos de la deuda externa es una posibilidad latente.

En Europa, a los oligarcas rusos les confiscaron algunos yates lujosos, pero no sufrirán demasiado. Hace años que son multimillonarios privilegiados, favorecidos por la cercanía al poder del régimen de Putin. Los costos de la guerra expansionista y fratricida recaerán en otras espaldas.

La factura de la invasión recaerá en los trabajadores y el pueblo

La retirada de muchas empresas ya ha generado despidos masivos. La caída del 40% en el valor del rublo es un mazazo al bolsillo de los hogares populares. La directora gerenta del saqueador FMI,  Kristalina Georgieva , evaluó:  “Rusia está entrando en una “profunda recesión y el desplome del rublo está provocando un aumento de la inflación y mermando gravemente el poder adquisitivo de la población rusa”. El responsable de esta situación es Putin, que además persigue, reprime y encarcela a quienes protestan contra su política.

En Rusia las movilizaciones contra la guerra comenzaron el mismo día de la invasión a Ucrania. A la par, han comenzado a producirse reclamos en el movimiento obrero, como producto del empeoramiento en las condiciones de vida. Es fundamental que las movilizaciones se desarrollen y extiendan por toda la Federación de Rusia, para lograr un poderoso Movimiento por el No a la Guerra, enfrentando al gobierno y al régimen, exigiendo el fin de la invasión y la satisfacción de los derechos sociales para las grandes mayorías.

Las movilizaciones en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades. Las huelgas, como la que se dio espontáneamente en la empresa Gemont (Nizhnekamsk) ante el pago atrasado de los salarios y la devaluación del rubro, marcan el camino a seguir y a profundizar. Con cada día de combate, con cada bomba que estalla en Ucrania, los efectos de la onda expansiva se hacen sentir con más intensidad y más lejos del epicentro situado en Europa del Este. Las consecuencias comenzaron a sentirse. Y pueden agravarse.

Los graneros en peligro

La Federación de Rusia es el mayor exportador mundial de trigo y Ucrania es el quinto. Entre ambos proporcionan el 19% del suministro de cebada, el 14% del trigo y el 4% del maíz, o sea, un tercio de las exportaciones mundiales de cereales. También son los principales proveedores de colza y representan la mitad del mercado mundial del aceite de girasol. El 25% de los fertilizantes europeos procede de Rusia, el mayor productor mundial. No se sabe si los agricultores ucranianos podrán cosechar los cultivos, los puertos del Mar Negro cerraron y los almacenes podrían resultar destruidos.

El hambre sobre la mesa

A la escasez de alimentos se suma el aumento de los precios de los productos básicos de consumo masivo. “El índice de los alimentos de la FAO ha subido un 50% desde mediados del 2020 hasta alcanzar ahora su máximo histórico. El trigo se ha encarecido un 50% en dos semanas, hasta los niveles más altos en 14 años”. “A este paso, no vamos a llegar a julio si no encontramos otro proveedor. Es inevitable que el consumidor final tenga que asumir este sobrecoste, sí o sí”. Encima, los especuladores aprovechan para enriquecerse, como hicieron durante la pandemia con la salud privada, los insumos básicos y las vacunas.

Sin suministro alternativo garantizado

Australia, India y partes de Europa pueden proporcionar trigo extra, pero insuficiente para compensar los 14 millones de toneladas faltantes. Las existencias de trigo se están agotando en Canadá y se abre un interrogante ¿Estados Unidos y Argentina limitarán sus exportaciones para garantizar el consumo interno? Egipto, que es el mayor importador de trigo del mundo, compra el 80% de los cereales de Ucrania y Rusia. El Líbano, tiene existencias como mucho para un mes. El aumento de los precios exacerbar las contradicciones sociales y la pobreza del país. Túnez importa la mitad de su trigo de Ucrania y Yemen está al borde de la hambruna.

La energía por las nubes

El otro elemento que hace sonar todas las alarmas es el incremento en el costo de los combustibles fósiles, que lleva a los aumentos generalizados en efecto cascada. En Europa hace tiempo que las facturas de luz crecen sin límite, en algunos países llegaron a picos históricos. Con la guerra subió el precio del gas que llega vía Rusia, principalmente a Alemania, también el de la gasolina.

Por primera vez en décadas, la inflación se instaló nuevamente en la UE. Golpea a las grandes mayorías en Alemania, Francia, España y otros países. No es casualidad que en Francia hay reclamos sindicales desde el mes de enero, contra la inflación y la reducción del poder adquisitivo. Por eso, en la cumbre de Versalles realizada la semana pasada por la UE, se pusieron de acuerdo para intentar “limitar el efecto contagio de la subida de los precios del gas en los precios de la electricidad”. El Club está en alerta máxima por las tensiones que se acumulan y pueden desembocar en luchas de los trabajadores europeos y del mundo.

Les tienen pánico a las protestas

“Majestad, el pueblo se rebela, no hay pan”, le gritaron a María Antonieta antes de que el Ancien Régime de Francia cayera bajo el peso de la Revolución a finales del siglo XVIII. La historia económica actual ofrece, salvando las distancias, ingredientes similares, con epílogos todavía por escribir.” Así comienza una nota del periódico La Vanguardia, del 13/03/2022 alertando sobre lo que puede suceder.

El investigador de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs), Eduard Soler, recordó que “hace más de una década el aumento del precio del pan fue uno de los factores que desencadenó los movimientos de protesta de las primaveras árabes en el año 2010 y 2011”.  

Las argumentaciones de la UE para “desacoplar” los precios del gas y de la electricidad tienen el objetivo de evitar eventuales situaciones sociales explosivas en los países que integran la UE por la sucesión de catástrofes capitalistas continuadas.

En la base de todo, la crisis de la economía capitalista

En enero de 2019 el FMI y el Banco Mundial comenzaron a plantear la existencia de malos indicadores económicos y una perspectiva incierta. Durante el 2019 ajustaron las previsiones de crecimiento del PBI 2020-2021 en 3 oportunidades a la baja. Ante el enorme deterioro en las condiciones de vida de millones de personas, un nuevo ascenso revolucionario conmovió al mundo.

Pandemia y guerra sin solución de continuidad

En marzo de 2020 la OMS anunció que los casos de enfermedad por coronavirus constituían una pandemia.  Murieron más de seis millones de personas. La pobreza extrema se ubica por encima de 150 millones de personas.  La desigualdad se expandió por todo el planeta: mientras un puñado de privilegiados acumuló ganancias siderales, las grandes mayorías de la humanidad acumularon padecimientos. Muchos países y continente tienen un acceso ultra limitado a la vacunación, como producto de la voracidad criminal de ganancias de los laboratorios. Y ahora se suma la guerra, mientras el Covid-19 sigue desarrollándose en amplias regiones del mundo.

No a la guerra

En todos los continentes se están desarrollando movilizaciones contra la guerra. Los partidos que integran la Liga Internacional Socialista intervienen en ese proceso en unidad de acción con distintos sectores, impulsando acciones propias y, fundamentalmente, apoyando a nuestros camaradas de la Liga Socialista Ucraniana que resisten la invasión junto al pueblo. Con una política principista, vertebrada por plantear fuera el imperialismo ruso de Ucrania, fuera la OTAN y EE. UU. del Este Europeo, por el apoyo a la resistencia ucraniana. La LIS viene expresando sus opiniones en declaraciones, acciones y en la palabra de los propios camaradas ucranianos desde Kiev.

Por una acogida humanitaria digna

Millones de personas huyen de la guerra hacia países vecinos mientras las autoridades de la UE levantan los muros de la “Europa fortaleza”. Es una construcción retrógrada y antihumana que impide la entrada al Viejo Continente de quienes huyen de las guerras y del hambre en África. Como resultado, miles de personas mueren en mar cada año o son devueltas al horror del que provienen. Hay que exigir que los gobiernos europeos pongan todos los recursos necesarios para una acogida digna. Hoy a los refugiados ucranianos, siempre a las personas que lo necesitan, vengan del continente que vengan.

Que la crisis la paguen los capitalistas

No hay que dejar que los imperialistas rusos, ni occidentales embarquen al movimiento obrero en sus aventuras bélicas y sentimientos patrióticos. El campismo que defienden las corrientes reformistas es una trampa por eludir.  Tampoco hay que ceder a que los trabajadores hagan “más esfuerzos” para solventar aventuras expansionistas. La movilización y las huelgas son indispensables para que los gobiernos no descarguen los costos de la guerra y de la crisis económica sobre las espaldas de las grandes mayorías.

El capitalismo conduce a la barbarie

Desde la ocurrencia de la crisis de la economía capitalista, pasando por la pandemia hasta el estallido de la guerra, todavía no pasaron tres años. Las situaciones fueron distintas, de carácter económico, sanitario y bélico. Sin embargo, hay un común denominador que las aglutina: el capitalismo imperialista. El expansionismo, las ambiciones de ganancias, de conseguir nuevos mercados y extender la influencia política, están en la base del sufrimiento social de las grandes mayorías populares. No son hechos aislados y sin conexión. Es el resultado del dominio de un sistema mundial de explotación y opresión, salvaje y asesino.

Sin socialismo no hay solución

Hay que derrotar al capitalismo imperialista para que no conduzca a la humanidad hacia la barbarie y construir el socialismo. Un sistema sin explotadores ni opresores. Que hermane a la clase obrera de los distintos países en lugar de enfrentarla. Que ponga la vida por delante de las ganancias. Y que se distancie del burocratismo estalinista que manchó las banderas del socialismo. Para lograrlo es fundamental construir una organización internacional socialista y revolucionaria; fuerte e integrada por partidos extendidos por el mundo. Es la tarea que cotidianamente desarrolla la Liga Internacional Socialista.