Sánchez en el estado de la Nación: reconfigurando hacia el 2023

El debate en el Congreso, que se desarrolla del 12 al 14 de julio, va por su segunda jornada. El gobierno de Pedro Sánchez ya mostró las cartas. Anunció medidas para intentar recuperar la iniciativa, salvar la legislatura y maquillar al régimen. Hace falta un plan de emergencia para que la crisis la paguen los capitalistas y poner de pie un Frente de extrema izquierda.

Sánchez anunció una batería de medidas entre las cuales están: la gratuidad de los abonos de transporte ferroviario en Cercanías, Rodalies y Media Distancia; y una beca complementaria de 100 euros mensuales, para que cerca de un millón de alumnos no abandonen los estudios. Son medidas de maquillaje, de alcance insuficiente y parcial, ya que tendrán vigencia solamente entre el 1º de septiembre y el 31 de diciembre.

Impuestos de corto plazo a bancos y energéticas

Además, el presidente español proyectó nuevos impuestos “excepcionales y temporales” a los bancos, a empresas eléctricas, gasistas y petroleras. Lo ha presentado como una molestia a los poderosos, pero es una exageración. Lo que hace falta para afectar realmente los intereses empresariales es cobrarles impuestos progresivos, ponerles límites de precios, castigos y multas si aumentan los precios o cortan los servicios. A los que no cumplan, hay que expropiarles las empresas sin indemnización y colocarlas bajo el control de sus trabajadores y usuarios. A los bancos ya los salvaron en la crisis del 2008 y éstos nunca devolvieron el dinero. Lo único que constituiría un cambio de fondo con relación a los usureros es la nacionalización de la banca y del comercio exterior.

Los euros se destinan a defensa, no a sanidad y salarios

Cuando Sánchez dice “Me voy a dejar la piel para defender a la clase media y trabajadora”, en lo único que piensa es congraciarse con quienes ya no le tienen confianza para sacar votos. Sí tuviera una intención sincera de cumplir lo que dice, tomaría medidas para actualizar los salarios y pensiones, aumentar los presupuestos de sanidad y educación, proyectar un plan de viviendas populares y otras que se necesitan para vivir mejor. Dinero para hacerlo hay, el problema es que se destina a la deuda, a la UE, al armamento y a los subsidios patronales.

Reconfigurando el GPS

Nos intentan hacer creer que en el Congreso Pedro Sánchez hizo un “giro a la izquierda”, pero la definición más precisa es que se reubicó para salvar al ejecutivo y a la legislatura; con el aval de Podemos que le aporte su tinte “progre”. Sánchez necesita hacer algo para “salvar las papas” electorales porque viene de tropiezo en tropiezo. El gobierno de “coalición progresista” PSOE-UP, que se quería diferenciar del PP con Mariano Rajoy, terminó basándose en promesas no cumplidas. Hay que ver si cumple las actuales.

¿De dónde viene el falso “giro a la izquierda”?

Las transformaciones de fondo nunca llegaron, sólo hubo algunos cambios cosméticos para salvar al régimen del ‘ 78 y al capitalismo. Durante la pandemia las medidas del gobierno fueron sanitariamente insuficientes, socialmente injustas y políticamente antidemocráticas. Con la profundización de la crisis económica se extendió la desigualdad social, favoreciendo a los empresarios y perjudicando a los trabajadores. La reforma laboral no fue anulada. Tampoco la ley mordaza. La trampa de la Mesa de Diálogo con Catalunya también naufragó, aunque ahora le tiren un salvavidas.

Con el gendarme invasor, contra el Sáhara y los inmigrantes

Las cloacas del Estado y el régimen monárquico parlamentario moldeado por el franquismo, no dejaron de transportar desechos, se afianzaron como cimientos de España. Como si todo esto fuera poco, el gobierno de “coalición progresista” le dio la espalda a la autodeterminación del Sáhara Occidental para alinearse con el plan autonómico de Mohamed VI y el invasor marroquí. No es casualidad que hayan felicitado a sus socios por la masacre de Melilla, donde actuaron como gendarmes externos de la UE.

Más proimperialista y patronal que nunca

Con la guerra de invasión a Ucrania, Sánchez se alineó miserablemente detrás del Imperialismo norteamericano y la OTAN. El promocionado plan de salvataje de la Unión Europea se proyecta como una gran oportunidad para las ganancias empresariales, más ajuste para los trabajadores y los pensionistas, más deuda para el país. Con las tarifas por el cielo y la inflación fuera de control, los salarios perdieron poder adquisitivo y los pobres son cada vez más pobres. Esta realidad lo fue llevando a perder apoyo popular.

Se encendieron las alarmas

Para colmo de males, llegaron las elecciones en Castilla y León y en Andalucía donde le fue muy mal a las fuerzas del gobierno. Con la relativa recuperación del PP encabezado por Alberto Núñez Feijóo y la amenaza de Vox, se prendieron todas las alarmas electorales del PSOE. Los propagandistas de derecha y ultraderecha agitan un “cambio de ciclo” en el que la socialdemocracia comenzó a ver trazos de posibilidad concreta. Las dudas se instalaron en el PSOE, en Podemos, en ERC, EH Bildu y otros socios de la investidura. De tal forma que se colocó un interrogante ¿hasta cuándo durará la Legislatura?

Un intento de recuperar la iniciativa

Estos son los elementos de la realidad y de la perspectiva que obligaron a Sánchez a darle un nuevo impulso a su gestión, revivir la legislatura hasta su finalización en 2023, recomponer la confianza de sus aliados y recuperar apoyo social y electoral. El coro de apoyo sonó al unísono. En pleno lanzamiento de su proyecto político 2023, dijo la vicepresidenta Yolanda Díaz sobre las nuevas medidas: “Lo que era imposible hasta hace poco, ahora es posible”. Pablo Echenique, portavoz de Podemos señaló: “Hoy el presidente ha acertado” con iniciativas “valientes”. La ministra Ione Belarra, secretaria general de Podemos, dijo: “Pedimos reorientar el rumbo y recuperar el ritmo de los avances sociales, y hoy empezamos a recorrer el camino adecuado”. Podemos “ladra pero no muerde”, siempre critica un poco, pero vuelve al redil del gobierno burgués.

Que la crisis la paguen los capitalistas

La crisis capitalista, agudizada por la pandemia y la guerra es muy profunda. Ya se verá que alcance tienen las medidas de Sánchez. Como sea, hay que confiar en la organización y en la lucha, se necesitan asambleas en los lugares de trabajo para debatir y votar movilizaciones y la exigencia de huelga general a UGT, CC. OO. y a todas las centrales sindicales. Es necesario imponer un programa de reivindicaciones transitorias, de emergencia, contra la inflación, que prohíba los despidos, las suspensiones, por la recuperación de los derechos laborales, por aumento de salarios y pensiones con cláusula automática ante cada punto de alza inflacionaria y por la totalidad de una agenda obrera y social para que la crisis la paguen los capitalistas.

Por un Frente de Extrema Izquierda

Sánchez es tan cínico que llegó a decir: “Comprendo el enfado; también es el mío”, la pequeña diferencia es que el enfado popular se orienta contra él. La bronca existe y Podemos, en vez de canalizarla hacia el reclamo callejero, la vuelve a enchalecar en la confianza al gobierno y al régimen. El PSOE y Podemos son parte de la “casta” no hay que confiar en ellos. Al mismo tiempo, no podemos permitir que el malestar social lo capitalicen el PP y Vox, que están al acecho. El gran desafío es poner de pie una nueva alternativa política, un Frente de extrema izquierda, con un programa de independencia de clase, radicalmente antiimperialista, anticapitalista y por el socialismo. La CUP, Anticapitalistas y los socialistas revolucionarios podríamos cumplir un rol de primer orden si ponemos manos a la obra para concretarlo.