23J: Hace falta la unidad de la extrema izquierda

Es necesario poner de pie una nueva alternativa anticapitalista. Un Frente de Izquierda para disputar a los reformistas, cultores del “mal menor” y a las nefastas expresiones de derecha y ultraderecha. También para apoyar las luchas que se avecinan. Existe una gran oportunidad para avanzar en este sentido.  

Ya hemos desarrollado un primer balance de las elecciones municipales del 28M en la nota “Estado español: 28M, adelanto electoral, desafíos y oportunidades de la izquierda”. A continuación, los ampliaremos con conclusiones sobre los resultados en Catalunya, en Barcelona y con nuestras propuestas.

Catalunya: castigo a ERC y retroceso del independentismo

En la Comunidad Autónoma, la abstención llegó a un 44,44%. Es un dato que expresa el malestar existente con el gobierno autonómico de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y la desmotivación electoral.

Considerando el conjunto de las elecciones al PSOE le fue mal. Sin embargo, en Catalunya (PSC) fue la fuerza más votada (23,72%). Compromís quedó segundo (18,38%), favorecido por el camuflaje detrás del cual se encuentran los convergentes y JxCat. ERC fue el gran derrotado (17,39%), recibiendo un voto castigo que se alimentó de dos vertientes: la pésima gestión del gobierno capitalista de Pere Aragonés y la “licuación” del reclamo por la autodeterminación. La Mesa de Diálogo y el acercamiento a Sánchez fueron una verdadera traición al Referéndum del 1-O y a las movilizaciones masivas por la República Catalana.

Pere Aragonès, Oriol Junqueras, Ernest Maragall y Gabriel Rufián.

Aunque ERC y JxCat obtuvieron resultados disímiles, es necesario señalar que ambos son responsables por el retroceso global del independentismo en más de 300.000 votos. Es así porque fueron socios de gobierno y han redireccionado el reclamo independentista de las calles hacia un mero recurso discursivo, sin plazos ni hoja de ruta.

El PP logró un 8,22%, sincronizado con los resultados generales. VOX logró un 5,01%, lo que implica un avance de la ultraderecha españolista. En el mismo espacio, la racista Alianza Catalana obtuvo 6 concejales en Ripoll y representantes en distintas localidades, como también sucedió con otras formaciones de tinte neofascista. En alguna medida, los más retrógrados se alimentaron del derrumbe de Ciudadanos que apenas alcanzó el 1,22% de los votos.

La votación en Barcelona

Las primeras cuatro ubicaciones fueron para: Xavier Trias (Compromis), Jaume Collboni (PSOE-PSC), Ada Colau (Barcelona en Comú) y Ernest Maragall (ERC).    

Además del fuerte retroceso de Esquerra, el otro dato relevante fue la derrota de Colau. Bajo su gestión en la alcaldía (2015-2023) nunca apareció el tan anunciado “Ayuntamiento para el Cambio”. Con apenas algunos retoques, se mantuvo la “Marca Barcelona”, un modelo de Ciudad al servicio de las grandes ganancias capitalistas, en detrimento de los trabajadores y los vecinos que la habitan. El Consistorio se adaptó a la institucionalidad del régimen del ’78 y fue un ariete contra la independencia. Con Colau y En Comú Podem toma forma una nueva decepción de los proyectos impulsados por Pablo Iglesias desde Podemos.

La formación de gobiernos

La formación de gobiernos posterior a las municipales presenta toda clase de acuerdos cruzados que en muchas ocasiones no expresan la voluntad popular del voto mayoritario. Más allá de esta realidad, cabe mencionar lo sucedido en Valencia y en el Municipio de Barcelona. En la Comunidad Valenciana, el PP y VOX firmaron un pacto para garantizar el gobierno en común. Lo hicieron en base a acordar un programa reaccionario y anti-derechos para derogar leyes de igualdad, negar la violencia machista y patriarcal y privatizar la sanidad. Este hecho tiene importancia porque se replicó en otras Comunidades y así, de la mano del PP, la ultraderecha irrumpe en distintos gobiernos de capitales de provincia y ayuntamientos del Estado español.

En el municipio de Barcelona, a pesar de salir segundo en las elecciones, Jaume Collboni se transformó en el nuevo alcalde. Esto fue posible por la conformación del trípode PSC-Barcelona en Comú-PP. Los autodenominados “progresistas” y los reconocidos derechistas no tuvieron ningún inconveniente a la hora de ungir a quien ejercerá el poder municipal durante el próximo período. Los contactos previos entre las formaciones políticas fueron tan inciertos que Collboni recién supo que sería ungido cuando terminó el recuento de votos para la investidura. De hecho, tenía preparados dos discursos: uno por sí era electo y otro por si no lo era.  

Colau, Collboni y Sirera, en una fotografía anterior a las elecciones.

Un destaque para la CUP

La CUP subió su votación con relación a las municipales de 2019 y la disminuyó con relación a las autonómicas de 2021. Igualmente, consiguió una importante representación en los Ayuntamientos. Desde nuestro posicionamiento de apoyo crítico a la CUP desde hace tiempo y la participación en las campañas de Barcelona, L’Hospitalet y Banyoles; saludamos a las compañeras y compañeros que militaron y votaron para obtener cargos al servicio de las luchas.

Asimismo, hay que señalar que la CUP no aparece como una alternativa masiva para ocupar el vacío que dejan los retrocesos de ERC, Podemos y otras variantes del sistema. ¿Cuáles son las causas? Existen distintos puntos de vista que seguramente se enriquecerán con el fraternal intercambio de opiniones y la continuidad de la unidad de acción en las movilizaciones.

En nuestra opinión, la CUP no aparece como alternativa para un sector más amplio de la vanguardia y de las masas debido a la falta de definición por la independencia de clase y a los “bandazos” entre los que oscila su política. La CUP se manifiesta anticapitalista, se planta como oposición, llama a la movilización y a la autoorganización. Pero también, apoyó la investidura de Pere Aragonés, firmó pactos con ERC, se orienta hacia difusos sectores sociales por encima de la estructuración en el movimiento obrero y no privilegia la postulación política en el conjunto del Estado español. Son contradicciones para resolver en forma superadora.

Una necesidad urgente e impostergable: conformar un frente de la extrema izquierda

Ante la derrota que sufrió el gobierno el 28M y la perspectiva de que su desprestigio se profundice, Sánchez adelantó las elecciones presidenciales para el 23 de julio. Los comicios se harán en medio de un persistente deterioro del nivel de vida y una creciente polarización política y social. Ante este presente y la perspectiva de crisis y conflictos que se vienen, es fundamental construir una nueva alternativa de izquierda, tanto para intervenir en las elecciones como en las luchas. No hay más tiempo que perder. El PSOE y Podemos no son ni de izquierda ni socialistas. Sus desastres han dejado un espacio político vacío que la derecha y la ultraderecha pretenden ocupar. SUMAR se presenta como una opción “progresista”, pero es el reformismo reciclado.

La realidad brinda la oportunidad y la necesidad de construir una fuerte representación de la extrema izquierda anticapitalista. Que apoye consecuentemente las luchas. Que se postule como alternativa al bipartidismo, al chantaje del “mal menor” y enfrente a la derecha y a la ultraderecha consecuentemente, tanto en las instituciones como en las calles. Con un programa de independencia de clase y la estrategia de un gobierno de los trabajadores y el pueblo con un sistema socialista.

Sí la CUP hiciera un llamado de este tipo, sería un gran paso adelante. También si hiciera lo propio Anticapitalistas, dejando de lado su deriva casi exclusivamente andalucista y poli clasista. Una convocatoria de este tipo sería un polo de atracción para los activistas obreros, feministas, ambientales y para todos los luchadores consecuentes. Lejos de cualquier actitud sectaria y oportunista, las corrientes que nos reivindicamos de izquierda, en particular las socialistas revolucionarias, como SOL, LI, CRT, CR e IR y otras, deberíamos impulsar con todas nuestras fuerzas el llamado a un Frente.